
¿Tienes 60 minutos para el planeta?
23 de marzo de 2024

Estela Andeme
La luz energética simboliza productividad, eficacia y dinamismo. Apagarlas es una declaración de que la gente está dispuesta a tomar medidas, por muy pequeñas que estas acciones sean.
Encendamos nuestra pasión por el planeta
Hoy os propongo encender el interruptor de la curiosidad que tenemos dentro. Si alguna vez te has preguntado por qué colectivamente se apagan las luces durante una hora cada año, estás de suerte. Hoy rebobinaremos el reloj hasta los inicios de La Hora del Planeta, un movimiento de WWF que se celebra cada año en 190 países.
Situémonos en el último sábado de marzo de 2007 sobrevolando sobre Sidney (Australia). Desde arriba, se nos despliega una ciudad con un millón de puntos luminosos, pero de repente ese mapa de luces empieza a oscurecerse. Lo que parecía un apagón, eran dos millones de hogares y negocios que apagaron sus luces voluntariamente durante una hora para expresar su preocupación medioambiental. Este gesto simbólico que se dio en la capital australiana se repitió meses más tarde en San Francisco (Estados Unidos).
Al año siguiente, La Hora del Planeta había ganado popularidad mundial con millones de personas de varios rincones del planeta que apagaron sus luces durante 60 minutos.
Se había transmitido un mensaje poderoso: nuestra atención debería estar sobre el planeta.
¿Por qué se escogieron las luces y no otro elemento? La luz energética simboliza productividad, eficacia y dinamismo. Y a su vez consumo, contaminación y desmesura. Toda esa luz que consumimos diariamente, en muchas zonas de forma ininterrumpida, se traduce a toneladas de energía que suponen la quema de combustibles como el carbón o el petróleo. La declaración detrás de apagar las luces es decir que la gente está dispuesta a tomar medidas, aunque sean pequeñas.
Lo que hace que la Hora del Planeta sea realmente extraordinaria es su carácter popular. No se trata de que los gobiernos o las empresas dicten el cambio (aunque su participación es crucial), sino de personas corrientes que se unen por una causa común. Se trata de familias reunidas frente al un televisor apagado en un salón a oscuras hasta lugares instagrameables que pierden su ''luz'' como la Torre Eiffel. La Hora del Planeta es un movimiento que pretende arrojar luz sobre lo importante que es que entendamos la sostenibilidad.
Más allá del concepto, ¿por qué funcionó este movimiento?
La Hora del Planeta ha ido más allá del mero acto de apagar las luces. Se ha convertido en un catalizador de la acción medioambiental. Lo importante no es sólo aquello que ocurre durante esos 60 minutos de oscuridad, sino la actitud y responsabilidad que toman las comunidades. En muchas ciudades se usa esta semana para organizar la plantan de árboles o campañas de gestión de residuos y se aboga por soluciones de energía renovable.
Lo que hace que la Hora del Planeta sea realmente extraordinaria es su carácter popular. No se trata de que los gobiernos o las empresas dicten el cambio… las personas corrientes se unen por una causa común.
Una de las razones por las que este gesto simbólico se ha propagado a tantos países es que las personas que se identifican con grupos ecologistas o que tienen valores medioambientales son más propensas a participar por el hecho de que sea una actividad colectiva. Además, la sensación de eficacia personal, es decir, de sentir que tienes un impacto directo que parte de ti mismo, hace que la participación aumente positivamente.
Las imágenes de La Hora del Planeta que se hicieron virales
En varias ciudades se recogieron imágenes de cómo quedaban sus edificios más emblemáticos después de que se apagaran las luces:

El 'Taipei 101' en Taiwán, cortesía de The Guardian

La Catedral de San Alexander Nevsky en Bulgaria, cortesía de The Guardian

El Gran Palacio Real en Bangkok, cortesía de The Guardian
60 minutos del día una sola vez al año… ¿es suficiente?
A pesar su popularidad, la Hora del Planeta también ha cosechado duras críticas. Algunos argumentan que la Hora del Planeta no es más que un gesto para sentirse bien, un esfuerzo simbólico que no ataca los retos más complejos del cambio climático. Se cree que es trivial enfocarse únicamente en la energía eléctrica cuando hay problemas medioambientales como la gestión de residuos, la deforestación, la contaminación del plástico, etc.
Otras críticas señalan más a las grandes empresas que usan el día de la Hora del Planeta como una estrategia de marketing para colorear de verde su identidad y su reputación. Esto- aparentar estar ‘’concienciados con el medio ambiente’’- se conoce como greenwashing. Entonces, se suele poner sobre la mesa preguntas como qué esfuerzos reales hace una empresa simpatizante por reducir su huella medioambiental.
Algunos argumentan que la Hora del Planeta no es más que un gesto para sentirse bien (..), no ataca los retos más complejos del cambio climático
Cuántos minutos le dedicamos a la Tierra
Aquellos que ya conozcáis La Hora del Planeta y necesitáis actuar, seguramente lo habéis celebrado a oscuras (ya sea voluntaria o involuntariamente). Otros, sin embargo, quizás os habréis preguntado qué podéis para cambiar las cosas. Si habéis iniciado vuestro camino hacia una conciencia más ecologista, estáis en el blog correcto.
A pesar de la situación climática en la que nos encontramos, las posibilidades de ayudar a que las cosas no empeoren son infinitas. La clave para encontrar nuestra forma particular de ayudar a nuestro entorno está en: a) informarse mejor y b) actuar en comunidad. Puedes investigar sobre iniciativas que se den en tu barrio o en tu ciudad. En artículos anteriores hemos mencionado la recogida de basura comunitaria, conocida como #Roadpicking, que organiza el hub GREENLIVES.
Te animo a limitarte en celebrar los días internacionales más populares en el mundo ecologista. Ve más allá de apagar las luces y enciende tu pasión por el planeta.